Revista AQUI LATINOS

Europa es un gran continente donde se han creado y aplicado los más grandes ideales de respeto a los Derechos Humanos.
Por eso resulta sorprendente ver informes como los que publicamos en esta edición, que colocan a la mujer en general y a la latina, en particular, en uno de los últimos peldaños de apoyo social en el trabajo del hogar.
¿Qué es lo que pasa detrás de esos muros de casas, viviendas, «pisos» o departamentos?. Muy pocos lo saben. Una «empleada» o «trabajadora del hogar» puede ser tratada como alguien más de la familia o ser la que recibe abusos y explotación en la total impunidad.
Siempre he dicho de las mujeres son las «heroínas» de la migración, por su arduo trabajo y también porque se ven obligadas a guardar secretos sobre esa intimidad. Hay otras que las denuncian, lo que aumenta su valentía.
Varias permanecen rebeldes y otras ya se han acostumbrado a referirse a sus jefes como los «patrones», o la «madame» en Suiza, Francia o Bélgica.
Alguien me dijo que no hay problema si se TRABAJA como empleada doméstica, aunque una sea profesional o experta en otros temas. Lo que es preocupante es cuando ella empieza a PENSAR como empleada doméstica. Es decir, deja que sus neuronas se duerman y se olvide de sus potencialidades para caer en la rutina de los detergentes o los ingredientes del plato del día.
Nuestros países en Latinoamérica ya tienen más estabilidad y hay muchas mujeres que quieren volver a su país, ansiosas de la unidad familiar y de dormir en SU propia cama. Pero el envío de remesas o el hecho que sus hijos ya se acostumbraron en Europa, les obliga a quedarse y solo asistir con melancolía a las reuniones de compatriotas.
A muchas de ellas las vi en persona en un viaje por varios países, bailando la Marinera peruana, la Diablada boliviana, la Cumbia colombiana, la Cueca chilena o el Merengue dominicano, bebiendo y comiendo el pisco, salteña, patacón pisao, encebollado y otros.
En la historia de América Latina, hay mujeres guerreras que protagonizaron movimientos libertarios, cuando los hombres casi fueron exterminados.
Hoy día, las herederas de esas mujeres están llamadas a conseguir otro tipo de libertad y reivindicaciones. Es la nueva Patria Latinoamericana la que las necesita. Ya están presentes,por ejemplo, en el movimiento español del 15-M, de los Indignados, que se extiende por el mundo.
Hoy son ellas las que, armadas con escobas, «fregonas» o libros y estetoscopios, las que deben dar un nuevo ejemplo de integración y de trabajo con dignidad y valentía.
Los hombres las acompañaremos en ese proceso, a veces un poco adelante o un poco detrás, pero juntos, porque aun quedan muchas injusticias que enfrentar para construir un mundo más justo y equilibrado para nuestros hijos.
Hay que hacerlo en el marco de nuestros propios valores, pero nutriéndonos de la interculturalidad.
La libertad no es una utopía, hoy puede ser una  realidad.
Que el 2012 nos encuentre más libres y mejores que hoy

Esta entrada fue publicada en Comunicación. Guarda el enlace permanente.